Volveré a ti,
aunque me duela,
aunque no quiera.
Aunque coja todas
tus cosas
y las tire fuera.
Sé que estarás
allí
después de un billar
y unas cervezas
con los colegas,
después de los tés
de leche y canela.
Y notaré
cómo me quemas
cuando le quite
el candado
a la cancela
porque el fuego
de verdad empieza
cuando el humo
certifica
la muerte
de la vela.
Volveré a ti,
aunque me duela,
aunque no quiera.
A tus achuchones
de ardiente cera.
A las citas a ciegas
con una ramera.
Aunque me duela,
aunque no quiera.
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