martes, 22 de noviembre de 2011

Flores suicidas

Qué
alegría
ver que no
es sangre
todo lo que sale
de las heridas,
que aún
queda almíbar
en el polen
de las flores suicidas,
que la peregrinación
de las lágrimas
ha desbrozado
el camino
de la sonrisa,
que todavía
hay toldos
custodiando
las cornisas.

Con cuchara
sopera
me como la mierda
entera
en plato hondo.
Luego le haré
una visita al váter.
Ya verás tú
como lo pongo.

Por un rato
creo
en los
dorados gargajos
de la luz ardiente
derritiendo
la silicona
que me pega
a las sábanas
dependientes.
Pero la fe
es un pájaro
impaciente
que se parte las alas
cuando mi pie
no encuentra la zapatilla,
cuando ve
las motas de polvo
incrustadas en los poros
de las rodillas.

Con cuchara
sopera
me como la mierda
entera
en plato hondo.
Luego le haré
una visita al váter.
Ya verás tú
como lo pongo.

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