domingo, 20 de noviembre de 2011

Lo que tú digas

Mentiras.
Tu boca es un enjambre
de mentiras
que corretean
por el patio de los labios
con manchas en la camisa.
Coño,
que no estoy ciego,
que yo con la vista olfateo
y huelo, y veo,
flores de acero
en jardines de hierro.
La ciudad que vive
en tus ojos
enseña callejones sin salida
donde las cabezas de las farolas
no estan preñadas
con bombos de bombillas.

Lo que tú digas, chaval.
Lo que tú digas.
Si tú dices pan,
yo digo miga.
Y aunque no me la cuelas
sigo la estela
del rostro
abajo y arriba
para poder podar
las ramitas de la vigilia.
Que a los locos
hay que darles la razón,
que si no
le crecen puños
a la conversación.

Mentiras.
Tu boca es un enjambre
de mentiras
que corretean
por el patio de los labios
con manchas en la camisa.
Tu lengua prodigiosa
es una diosa de gimnasio,
un armario empotrado.
Que te metes
en camisas de once baras,
si no te callas,
si no mantienes
el pico cerrado.
Y cuando la herida
y la postilla se han separado,
solo quedan
sábanas de luz
con los ojillos recortados.

Lo que tú digas, chaval.
Lo que tú digas.
Si tú dices pan,
yo digo miga.
Y aunque no me la cuelas
sigo la estela
del rostro
abajo y arriba
para poder podar
las ramitas de la vigilia.
Que a los locos
hay que darles la razón,
que si no
le crecen puños
a la conversación.

Y yo te digo
que sí, que sí,
que sí.

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