Ella me vió.
Claro que me vió.
Y miró
a otro lado.
Ella me ignoró.
Claro que me ignoró.
Y pasó de largo,
haciéndose la loca.
Hola, puta,
¿no sabes quién
soy yo?
Me quedé pasmado,
con más indiferencia
que desprecio,
que pasaba a mi lado.
Demasiadas perras
sueltas,
que te abren la puerta
y cuando vas a entrar
te la cierran.
Mira,
tú sabrás.
Haz lo que te dé la gana.
Pero de mí,
guapa,
de mí ya no te queda nada.
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