Ya ni nos hablamos.
¿Qué ha pasado
con nosotros?
Parecemos diferentes,
parecemos otros.
Quizá fuera verdad,
quizá lo que pasó
no fue solo una más
y los edificios
se empezaron
a derrumbar.
Adiós a las ventanas,
a los ascensores,
a las escaleras,
a los extintores,
a las paredes,
a las habitaciones.
Adiós
y no toques más
los cojones.
Adiós
a mi hombro.
Ya solo quedan
amasijos de pasado
en los escombros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario