Nubes grises
salen de mi boca.
Nubes de humo,
de abismo
duro como una roca.
Agitando sus alas
en un vuelo
tonto y perdido,
en el cuerpo
desordenado
y afligido
que forman
los cielos
del olvido.
Y entre
dolorosos agujeros,
se retuercen,
se matan a tiros,
las tiras de hilo
que revientan
en un corazón
que se va quedando
sin latidos.
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