Sueño con decir
hasta aquí
hemos llegado
y probar
con la lengua
de los cuchillos
el vómito del letargo.
Romperme los ojos
probando el néctar amargo
que baña
las vértebras
de ese camino.
De ese camino tan largo.
Y mandar al exilio
mi mirada
cuando la sangre
arrase los pueblos,
los barrios, las ciudades,
cuando el viento
rompa el botón
en el pantalón
de las tempestades.
Cuanto más se pongan
las botas las noches,
más bombillas habrá
en mi corazón.
Sueño con decir
hasta aquí
hemos llegado.
Sueño con decir adiós.
Con decir adiós...
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