Aquí solo en el barrio.
No hay nadie más.
El viento me arropa
y me mece con suavidad.
Rato a rato,
pasa algún coche zumbando.
Y lo mejor,
es que nadie está escuchando.
Mi guitarra y yo, quietos y en paz.
Sabrosa cosa preciosa
esta tranquilidad
que tanto echo de menos
cuando estoy sin ti,
cuando vuelvo a despertar.
Soy un yonki de los abismos,
de la soledad,
y adoro cuando el silencio
se pone a bailar
en medio de la noche,
bajo ese cielo lleno de jazmines,
donde mi alma sale,
hierve y escribe...
Mi guitarra y yo, quietos y en paz.
Sabrosa cosa preciosa
esta tranquilidad
que tanto echo de menos
cuando estoy sin ti,
cuando vuelvo a despertar.
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